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La producción agropecuaria cierra el año en conflicto con el Gobierno.
El 2021 fue un año con buenas y malas noticias para el campo. Las buenas por el lado de los precios internacionales y las malas por la relación tirante con el Gobierno, de la mano de las restricciones a las exportaciones en el afán tratar de contener los precios internos de los alimentos.
La campaña agrícola de soja y maíz comenzó amenazada por la sequía, pero finalmente las lluvias llegaron a tiempo y redondearon una producción total de granos y oleaginosas 128 millones de toneladas, un volumen menor con respecto al ciclo anterior.
Sin embargo, el ingreso de divisas en los primeros 11 meses del año por las exportaciones agrícolas marcaron el récord de 30.129,63 millones de dólares, que refleja un incremento del 62,1% con respecto al mismo período del año pasado.
Según las cámaras CIARA-CEC, este aumento se debe a «la fortaleza de los precios internacionales de los granos y la persistencia de una demanda lanzada a recuperar stocks generaron precios internacionales consistentes».
David Miazzo, director de la Fundación para el Desarrollo Agropecuario (FADA), comentó a PERFIL que «en 2021 los precios internacionales acompalaron en la primera parte del año y, aunque bajaron en la segunda mitad, terminaron con muy buen promedio. En el segundo semestre empezó a preocupar el incremento de los costos en fertilizantes y algunos fitosanitarios en dólares».
En agricultura, el año termina con cupos a las exportaciones de trigo y maíz impuestas por el Ministerio de Agricultura.
Carne vacuna
Por su parte, la ganadería de carne tuvo un gran comienzo del año en producción y exportaciones, que quedó truncado a partir de la prohibición total de las exportaciones y luego la flexibilización paulatina con restricciones para ciertos cortes y una cuota de volumen que fija el Ministerio de Agricultura.
Entre enero y noviembre de 2021, la producción de carne vacuna totalizó 2,716 millones de toneladas r/c/h, que representa una contracción de -8,6% anual al corregirla por el número de días laborables. El peso promedio en gancho del animal faenado se ubicó en 230 kilos.
Por su parte, las exportaciones de carne vacuna fueron de 479,9 mil tn pp (674,8 mil tn r/c/h equivalentes). En la comparación interanual el volumen exportado disminuyó 4,3% (-21,4 mil tn pp).
La facturación por exportaciones de carne vacuna se mantuvo en 2.264,3 millones de dólares en los primeros diez meses del año. Según la Cámara de las Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) ,”el menor volumen exportado fue totalmente compensado por la suba del precio promedio declarado (+9,3% anual; 3.356 dólares por tn r/c/h). Al medirlo en toneladas peso producto, el precio promedio subió 4,6% anual y se ubicó en 4.718 dólares».
Para David Miazzo, «la rentabilidad estuvo bien, desde el punto de vista del productor primario. La invernada está con precios muy firmes. Productivamente, las restricciones son un elemento negativo pero los precios son positivos».
El director de FADA consideró que otros sectores cuya producción está relacionada con el mercado interno, como la lechería y la producción de cerdos, con costos dolarizados, «el atraso cambiario de este año los benefició. El maíz subió un 25% en todo el año con una inflación del 50%. Fue un año relativamente bueno, con todas las producciones creciendo».
Relación campo – Gobierno
El 2021 comenzó con Luis Basterra al frente del Ministerio de Agricultura y cierra con Julián Domínguez en la conducción, quien ya había estado en esa función durante el segundo mandato de Cristina Kirchner como Presidenta de la Nación.
Aunque mejoró el diálogo con los diferentes sectores, incluida la Mesa de Enlace (CRA, Coninagro, Federación Agraria Argentina y Sociedad Rural), «se mantiene la desconfianza entre los productores», según el licenciado Hernán Satorre, asesor de empresas y fundador de Amplificagro.
Sin embargo, la derrota electoral del oficialismo en las elecciones de medio término, generó un cambio de ánimo entre los productores: «Claramente, después de las PASO volvieron las palabras «Esperanza», «Posibilidad» y «Alivio», entre otros factores. Antes de las elecciones se veía un avance hacia la propiedad privada. Habían aumentado los robos, roturas de silobolsas, faltantes de insumos, restricciones para acceder a créditos baratos, restricciones a las exportaciones».
Expectativas del campo en 2022
En sus conversaciones con tomadores de decisiones en las empresas agropecuarias, Satorre observa que «hay algunos dispuestos a invertir, teniendo en cuenta que la única certeza en la Argentina es la incertidumbre, La volatilidad es parte de las características modelo argentino, por lo tanto incorporan esa volatilidad dentro de sus factores de análisis».
En este sentido, y de cara a lo que puede venir para 2022, un estudio del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, destaca en su última edición del año que hay optimismo en el campo para el año que comienza por el resultado de las elecciones de medio término.
Según el estudio, «un 68% de los productores piensan que el mayor equilibrio de fuerzas en ambas Cámaras del Congreso se traducirá en políticas más favorables hacia el sector o (al menos) en una menor discriminación teniendo en cuenta los resultados en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y La Pampa».
