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La ganadería frente a la sequía


La campaña 2017-18 se caracterizó en la región pampeana por una distribución muy irregular de las precipitaciones, con algunos campos favorecidos por lluvias y otros no. Los productores ganaderos menos beneficiados por las precipitaciones, deben prepararse para afrontar el invierno, especialmente para los meses de julio y agosto. A fin de no resentir seriamente el…


La campaña 2017-18 se caracterizó en la región pampeana por una distribución muy irregular de las precipitaciones, con algunos campos favorecidos por lluvias y otros no. Los productores ganaderos menos beneficiados por las precipitaciones, deben prepararse para afrontar el invierno, especialmente para los meses de julio y agosto. A fin de no resentir seriamente el capital hacienda, es prioritario reordenar los rodeos, mediante el ajuste de la carga animal con la venta de categorías prescindibles (terneros/as de destete, vacas y toros de descarte). Además, para lograr una mayor eficiencia productiva y económica, es aconsejable asignar la suplementación de emergencia según los requerimientos de las diferentes categorías. Esto es: no descuidar la vaquillona de reposición, las vaquillonas con primer servicio y utilizar el encierre de la recría para optimizar el eventual uso de las pasturas y verdeos.

Estado de la oferta y demanda de forrajes

En la primavera 2017 y el verano 2018, la producción de cultivos que se pueden destinar a la ganadería, tales como verdeos de verano (sorgo, maíz, moha), en muchos casos no se pudieron realizar y en otros, si bien se logró su implantación, la producción fue muy reducida. Por ejemplo, el cultivo de maíz para silaje tuvo resultados muy erráticos en su producción y su calidad. En ganadería de cría, aunque por el momento es una de las actividades que presenta menores problemas, los mismos pueden estar enmascarados por la época del año y el estado en el cual se encuentran los rodeos. Normalmente en esta época del año las preñeces están avanzadas, esperándose las pariciones para el invierno. A partir de esa época, la demanda nutricional del rodeo será muy importante y es posible que encuentre a los campos en una situación muy desfavorable.

En el norte de la provincia de Buenos Aires, el efecto de la sequía durante el verano sobre la producción de pasturas, pastizales y cultivos anuales para forrajes conservados ha sido dispar.

– En zonas beneficiadas por precipitaciones cercanas a los registros históricos y, acompañadas por la presencia de napas freáticas altas (ej. Junín, Rojas, Gral. Arenales, L.N. Alem), no hubo deficiencias de forraje con respecto a los promedio históricos. En algunos campos todavía hay bastante agua disponible en el perfil para que se desarrollen con normalidad las siembras de otoño.

– En el resto de la región, no se pudieron hacer forrajes conservados (silo de maíz, sorgo para silo, henos, o sorgos diferidos) y la disponibilidad actual de forraje es escasa. En algunos campos se anticipó el destete de terneros, algo más livianos que en la campaña anterior, de modo de favorecer el estado de los vientres con vistas al invierno y también se redujo la carga animal por venta de categorías menos productivas (vacas vacías, vacas viejas, toros de descarte, vaquillonas que no irán a servicio). En esta situación, puede ser un paliativo el pastoreo de cultivos de verano, cuya cosecha no es rentable por el bajo rendimiento en grano, y el uso de rastrojos.

Alternativas para distintos recursos forrajeros

 Verdeos y pasturas

En caso de poder sembrar, los verdeos más recomendables para condiciones de lluvias escasas son centeno, triticale, avena y cebada. El raigrás anual, por su parte, es menos tolerante a la falta de humedad. Los lotes de soja que hoy son pastoreados, podrán destinarse a verdeos que aprovecharan efectivamente el nitrógeno residual que deja la leguminosa. Se debe recordar que la siembra de verdeos más allá del 1 de abril ocasiona retrasos en la primera utilización y acorta el período de utilización, por lo cual se reduce el retorno económico del cultivo.

El uso de fertilizantes, (fósforo para las leguminosas y nitrógeno para las gramíneas), permiten incrementar la producción y adelantar el pastoreo, siempre que se cuente con humedad en el suelo. En el caso del nitrógeno, en pasturas dominadas por gramíneas, la fertilización a principios de julio sería recomendable para adelantar la producción de forraje desde mediados de agosto en adelante.

La siembra de pasturas viene demorada en muchos casos por encontrarse los suelos secos. En el caso de que ocurran lluvias de cierta magnitud durante abril, recordar que es posible sembrar praderas hasta principios de mayo, no siendo recomendable más allá de esta época. En las de base alfalfa y festuca alta, se recomienda incluir cebadilla criolla para aumentar la oferta de pasto al primer pastoreo. No se aconseja usar cultivos acompañantes, por ser competitivos, especialmente por agua, y provocar pérdidas de plantas de la pastura. En praderas jóvenes degradadas por la sequía y sin gramón, si se restaura la humedad del suelo, se puede pastorear intensamente y luego intersembrar raigrás anual diploide, cebadilla criolla y trébol rojo. En este caso se puede usar fosfato diamónico para favorecer el establecimiento y la producción inicial.

Suplementación

Dada la menor producción de las pasturas y cultivos destinados a heno y silajes, se sugiere la máxima eficiencia en el uso de fardos, rollos y silos. Para ello hay que tener en cuenta la calidad del forraje conservado y los requerimientos de las distintas categorías del rodeo, controlando la extracción, el suministro y el consumo para evitar las pérdidas. Si se dispone de granos de maíz o sorgo, suministrarlos para mantenimiento en vacas a razón de 1 % del peso vivo (alrededor de 4,5 kg de grano/vaca/ día) o en recría para pequeñas ganancias de peso un 1,5 % del peso vivo (para un animal de 200 kg unos 3 kg de grano/animal/día). Prever un período de acostumbramiento no menor a 15 días, en el cual se debe aportar fibra larga, que hay que comenzar con un suministro de grano equivalente al 0,25% del peso vivo. Este mismo porcentaje se debe incrementar cada dos o tres días hasta llegar al 1,5 %. Recordar que el comedero deberá ofrecer entre 30 cm/animal (animales chicos) y 50 cm/animal (animales grandes).

La condición de los maíces para silaje es variable según las lluvias recibidas y el agua acumulada previa a la siembra. En las siembras de octubre y noviembre, la productividad se acercó al promedio histórico (14-16 t MS ha-1). En cambio, en siembras más tardías y en los lotes sembrados luego de un verdeo con baja humedad en el suelo, la productividad se redujo (si se optó por picarlo el rendimiento fue menor a 11 t MS ha-1) . En estos casos habrá que prever anticipadamente una fuente de forraje adicional. Se recomienda analizar el valor nutritivo y la calidad fermentativa del silaje y asignar su uso de acuerdo a las categorías y/o la posibilidad de corregir su valor nutritivo con concentrados.

Los rastrojos de maíz, no se deberían descartar en estas circunstancias de falta de forraje. Este año, por distintos motivos, en los lotes se encuentra una mayor cantidad de granos (espigas en el suelo o en tallos no levantadas por la cosechadora) lo cual, sumado al marlo que tiene fibra de aceptable calidad y a las especies espontáneas que han podido crecer, ofrecen una alternativa válida para su utilización en momentos críticos. Los rastrojos de maíz conviene pastorearlos en pie por un período no mayor a 30 días, de manera que el animal puede seleccionar grano, marlo y malezas de alto valor nutritivo para mantener su peso o tener pequeñas ganancias y a su vez conservar una parte del rastrojo (50 %) para no comprometer el aporte de Carbono en los sistemas de siembra directa. En el caso de optar por confeccionar rollos de rastrojos, se debe recordar que estos requieren precauciones para su confección y no permiten ganancias de peso si no se los suplementa. Su empleo es para categorías de bajos requerimientos por un periodo de tiempo acotado.

Algunas sugerencias de cómo proceder ante el panorama actual

Hay muchos campos que son mixtos y que disponen de lotes con agricultura. En general las siembras de soja de segunda se encuentran en muy mal estado. El aprovechamiento con los rodeos de cría podría ser una alternativa, para mejorar el estado corporal, disminuir costo en el rubro agrícola y darle descanso al pastizal, que podría reservarse para el invierno.

– Las siembras de verdeos y de pasturas en este otoño, prácticamente no se han podido realizar. Esto conspirará con la posibilidad de obtener pasto durante el período mayo- septiembre. Aunque los verdeos se deben sembrar a fin de verano principios de otoño, este año podría ser una excepción, si la alternativa a ello es malvender la hacienda o que la misma se deteriore en su estado corporal, que lleve a comprometer la producción futura.

Posibilidades de intervención en los próximos meses Escenario 1:

Normalización de las lluvias a partir del otoño:

En el caso de las pasturas base gramíneas (festuca alta y agropiro alargado), normalmente empezarían a producir ahora si las lluvias comienzan a normalizarse a partir de abril, y el impacto sobre la cría será menor, dado que para el momento de mayores requerimientos de las vacas se recompondrá parcialmente la producción de forraje de las pasturas y los pastizales.

Escenario 2: Normalización de las lluvias a partir del invierno:

De acuerdo a los pronósticos climáticos del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA, las lluvias otoñales se normalizarían lentamente (Fig. 2), por lo que las pasturas anteriormente nombradas reducirán sensiblemente el crecimiento de forraje otoñal, y habrá menos disponibilidad de pasto al inicio de la época de mayores requerimientos de las vacas, es decir cuando se avecinen las pariciones. La normalización de las lluvias durante el invierno tiene un bajo impacto sobre la productividad de las pasturas por dos razones, las temperaturas en esta estación son limitantes, y las lluvias normales durante estos meses son mucho menores al otoño.

En este segundo escenario, se deberán prever otros recursos alimenticios para complementar a dichas pasturas como los mencionados precedentemente. En síntesis, la campaña actual se presenta muy complicada tanto para la agricultura como para la ganadería. El retorno de las lluvias a los promedios históricos se ha retrasado, lo cual impidió al ganadero rehacer su base forrajera para afrontar el invierno. Por este motivo, es necesario que los recursos disponibles se utilicen con la mayor eficiencia posible, evitando pérdidas innecesarias y asignando el forraje en función de los requerimientos de la hacienda y de la calidad del mismo.

Fuente: INTA PERGAMINO

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