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A un día de dejar el poder en manos de Alberto Fernández, el presidente Mauricio Macri tomó una medida a favor de la cadena de ganados y carnes que había sido prometida varias veces durante los dos últimos años.
Se trata de la decisión de bajar retenciones para dos millones de cueros, de manera que este subproducto de la faena quede en condiciones de ser competitivo para ser exportado.
Es la segunda medida que toma en los últimos días y que favorece al sector frigorífico. La otra fue la eliminación del fondo de garantía que administraba los anticipos de IVA previos a la faena y que contaba con fondos por unos 200 millones de pesos.
Según recuerda el decreto –firmado también por el jefe de Gabinete, Marcos Peña; y los ministros de Economía, Hernán Lacunza; Producción, Dante Sica; y Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Miguel Etchevehere–, actualmente los cueros están gravados con una alícuota de derechos de exportación de entre cinco y diez por ciento.
A esto se sumó, a partir de septiembre de 2018, un monto fijo de cuatro pesos por dólar exportado.
Este cupo de dos millones de cueros, a partir de la entrada de vigencia de la norma y hasta el 31 de diciembre de 2021, no pagará las retenciones de entre cinco y diez por ciento, pero sí continuará abonando el valor fijo.
“Lástima una que no lo hizo hace dos años, como lo había prometido en la Mesa de Ganados y Carnes. Hoy no se valora. Casi que dan ganas de enojarse más que de alegrarse”, señaló una fuente de la industria cárnica.
Contexto
Según un reciente informe del Mercado Ganadero de Rosario (Rosgan), en los últimos cinco años el cuero perdió cerca del 70 por ciento de su valor, lo que lo ubica próximo a los mínimos registrados tras la crisis de 2008/09.
Entre los factores que explican esta pronunciada caída, la competencia de los sustitutos sintéticos es uno de los más importantes: entre la caída del precio del petróleo y acabados cada vez mejor logrados, son más económicos y a la vez tienen mayor aceptación entre las generaciones más jóvenes que no quieren utilizar materiales provenientes del sacrificio de animales.
También influye el cierre de muchas curtiembres artesanales en China, producto de las crecientes regulaciones ambientales, y una mayor oferta de cueros en América por el incremento en la producción de carne.
En Argentina, en tanto, los problemas comenzaron en 1970 cuando la Argentina prohibió la exportación de una serie de materias primas en defensa de la industria nacional entre las que se encontraban el ganado en pie, el cuero sin curtir y grasas animales, entre otros.
Durante la década de 1990, la mayoría de estas prohibiciones fueron desapareciendo. Sin embargo, la del cuero fue una desaparición virtual, dado que fue reemplazada por la implementación de derechos de exportación (retenciones) sumamente gravosos, no tanto por su alícuota, sino por su base de cálculo: la cotización en Chicago del cuero de novillo con marca en culata (butt branded steer) más el costo del flete entre Chicago y la Argentina.
Este butt branded steer es un cuero mucho más pesado y más grande que el que se comercializa en la Argentina, lo que implica que vale entre un 20 y 30 por ciento más.
En este contexto, el decreto del Gobierno reconoce que “la carga tributaria que pesa sobre las exportaciones de dichos productos ha generado una importante contracción en el sector pecuario y una pérdida de competitividad del cuero argentino en los mercados externos”.
Por eso, en el marco de las medidas que buscan revertir la crisis económica, considera el Estado que “resulta necesario establecer un tratamiento acorde a las necesidades del mercado de cueros que permitan mejorar sus niveles de exportación y su competitividad”.
