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“Diseño de corrales”… por técnicos de INTA Anguil


La gestión del feedlot afecta a la producción, a las personas y al ambiente. Las expe- riencias de encierres prolongados indican que si un planteo de alimentación en confinamiento en Argentina supera los 300 animales, el diseño de los corrales y de todo el movimiento alre- dedor, tanto del alimento como de los efluentes es…


La gestión del feedlot afecta a la producción, a las personas y al ambiente. Las expe- riencias de encierres prolongados indican que si un planteo de alimentación en confinamiento en Argentina supera los 300 animales, el diseño de los corrales y de todo el movimiento alre- dedor, tanto del alimento como de los efluentes es conveniente que sea pensado previamente, planificado y diseñado. En particular, imaginar el escenario y las soluciones ante inclemencias climáticas persistentes como lluvias y vientos.

El sitio y los corrales

La ubicación del sitio y el posterior diseño de las instalaciones requieren de varias de- finiciones previas que en primer lugar involucran a la escala (cantidad de animales) y en se- gundo lugar a la hidrología de lugar y sus eventuales externalidades (efectos posibles sobre el agua, el aire y aspectos sociales o culturales; ej. proximidad a centros urbanos, paisajes, etc.). El sitio debe permitir la ubicación del sistema de contención y tratamiento de efluentes. Se debe contar con espacios para la construcción de los canales colectores y las lagunas de decan- tación, evaporación y almacenamiento de efluentes, y de sectores para el apilado del estiércol. Sería conveniente que el sitio ofrezca una superficie adicional para utilizar los efluentes líqui- dos recolectados en riego (por gravedad o por bombeo). El área para riego deberá contar con un tamaño mínimo de acuerdo a la escala del feedlot y las condiciones ambientales y edáficas. Entre los aspectos centrales a tener en cuenta para la ubicación y diseño de las instalaciones se deben considerar: a) el régimen hídrico, la profundidad a la primera napa, la tectura del suelo y la topografía de la región, b) proximidad a recursos hídricos superficiales y áreas sensibles, y c) incidencia de los vientos.

Régimen hídrico, suelos y topografía

Son preferibles regiones de baja precipitación anual y de lluvias de baja intensidad.  En regiones de 600 mm o menos la evaporación anual es altamente eficiente para reducir los volúmenes de líquidos efluentes del área del feedlot. La estructura de manejo de efluentes resulta más simple que en regiones con precipitaciones mayores, pudiendo plantearse sistemas aeróbicos solamente. Por encima de los 1200 mm anuales, el manejo de efluentes se torna complejo y poco factible. En las regiones con precipitaciones intermedias (entre 800 y 1200 mm) la instalación es más factible, pero debería tenerse en cuenta la magnitud de las mismas en años húmedos y dimensionar el sistema.

Se recomienda ubicar el feedlot en sitios con baja probabilidad de anegamiento natu- ral, por combinación de buen drenaje natural y muy baja probabilidad de precipitaciones inten- sas. Se sugiere como de baja vulnerabilidad a los sitios donde el anegamiento es improbable o su probabilidad sea inferior a 1 evento cada 50 años. Una probabilidad de un evento cada 20 a 50 años sería aceptable si el diseño contempla el manejo de tal situación en su estructura de contención de flujo de líquidos. Un sitio con probabilidad de anegarse cada 20 años o menos no sería recomendable.

La profundidad mínima de la freática es un componente discriminante a nivel de sitio. La tecnología de acondicionamiento de suelos y la manipulación de la escala (concentraciones bajas de animales) permite reducir la tasa de infiltración y lixivación de nutrientes pero en corrales con piso de tierra, conveniente descartar sitios con profundidades inferiores a 1 m a la primera capa de agua, dado los riesgos de contaminación a los que se expone al lugar. En suelos poco profundos, sin un horizonte petrocálcico u otro impedimento a la infiltración es imposible en la práctica controlar y evitar el enriquecimiento de la napa con nitrógeno (en sus diversas formas) y azufre.

El sitio de contención del escurrimiento no debería ser un bajo sin salida, sino un sec- tor donde el almacenamiento tiene posibilidad de desborde en una dirección que no compro- meta a sectores sensibles o recursos hídricos. La instalación en lugares bajos o inundables debería ser desestimada por el riesgo de la acumulación de efluentes, el anegamiento y la con- taminación de napas.

Proximidad a recursos hídricos superficiales y otras áreas sensibles

El escurrimiento superficial puede contaminar cuencas hídricas. Se sugieren distan- cias de al menos 1 km, aunque la calidad del suelo, el tamaño del feedlot, la cantidad e inten- sidad de las precipitaciones y las pendientes son variables a tener en cuenta. Para incrementar el margen de seguridad, particularmente en regiones con pendientes pronunciadas y suelos de escasa retención hídrica sería conveniente superar los 2 km de distancia en feedlots de hasta 5000 animales y los 5 km para los de mayor capacidad.

Se sugieren distancias superiores a los 8 km para evitar conflictos con centros urbanos, áreas recreativas o rutas de alto tránsito debido a olores y polvos. El riesgo es considerado alto y de ubicación no recomendable cuando las distancias son inferiores a 5 km. A esas distan- cias, las alternativas prácticas para la remediación de efectos o para la adecuación de instala- ciones resultarían insuficientes. Distancias entre 8 y 5 km pueden considerarse aceptables cuando se incluyan estrategias de minimización de emisiones (particularmente suelos secos)  en áreas de bajo riesgo (regiones secas) y no se arriesguen recursos hídricos superficiales o sub-superficiales.

La distancia a vías de alto tránsito está asociada a la seguridad pública y al concepto  de paisaje. Los movimientos de animales y camiones próximos a una ruta incrementan los riesgos de accidentes por imprevistos o distracciones. La implantación de cortinas forestales  se sugiere frecuentemente para reducir la vista de corrales muy expuestos sobre rutas, pero la mejor opción es la instalación del feedlot a una distancia prudencial de las rutas asfaltadas, sugerida de al menos de 3 km. Distancias menores deberían contemplar estrategias para mejo- rar la imagen y la seguridad ante los movimientos e imprevistos (escape de animales, acciden- tes de camiones, dsitracciones).

Incidencia de vientos

La producción de olores desagradables en el feedlot puede reducirse pero es imposible de eliminar. La ubicación dependerá del sentido de los vientos predominantes y su frecuencia, pero se recomienda que se mantenga una distancia de al menos 5 km desde poblaciones urba- nas y 1 km desde cascos de campo. El sentido deberá permitir que los vientos mas frecuentes alejen los olores de los centros poblados. Se recomienda también que se implanten cortinas forestales en la periferia del feedlot, particularmente del lado de las poblaciones para desacele- rar el movimiento de vientos en esa dirección.

En feedlots instalados en climas secos, el movimiento permanente de los animales re- mueve suelo en sectores de poca compactación, El movimiento de polvo pueden ser una mo- lestia intolerable y hasta poner en riesgo la salud de personas y animales. Para reducirlo es conveniente limpiar los corrales. El riego por aspersión de corrales es también eficiente e incluso para ayudar a bajar la temperatura corporal de los animales en días de mucho calor.

Los bovinos son más eficientes para producir carne o leche en climas templados y se- cos que en climas cálidos y húmedos (Church, 1988). Están más preparados para adaptarse al frío que al calor. Por ello, de tener elección, en el mundo la instalación de feedlots de gran escala ocurre en climas templados a templado fríos y semiáridos o áridos. Además, de ser po- sible, el grueso del engorde debería ocurrir durante los meses de otoño, invierno y primavera, tratando de reducir el tamaño de los encierres en verano. En regiones subtropicales y tropica- les también se realizan engordes a corral pero la adecuación a las condiciones ambientales exige de mayores costos e impone menor eficiencia económica.

Los sistemas e instalaciones son diversos.  En lugares con poco espacio y proximidad a áreas pobladas o de alta fragilidad ambiental, los corrales se diseñan dentro de galpones, con pisos de cemento acanalados y recolección de liquidos subsuperficial con lavado diario, y con recolección en piletas para su tratamiento y digestión. Estos planteos asignan entre 3 y 4 m2 por animal y requieren de cama de paja, cuya remoción es semanal. El costo y características de esos sistemas los hace poco competitivos en Argentina. Como alternativa, los diseños utili- zados son de menor infrastructura y se basan en pisos de tierra compactada y mayor superficie por animal, localizados genralmente en ambientes más secos. Los sistemas con corrales de piso de tierra han proliferado en los principales países productores de carne (EEUU, Canada, Brasil y Australia). Este es el tipo de estructura de feedlot en la que se centra esta publicación.

En la elección del sitio en el predio sería conveniente considerar primero las posibili- dades de captura de efluentes, drenaje y la colección de efluentes hacia lagunas de decantación y de almacenamiento de efluentes, particularmente en regiones de buena precipitación, o en uso inmediato en riego de superficies que operan de ¨filtros verdes¨, diseñadas para evapo- transpirar el agua y absorver en biomasa la mayor cantidad de nutrientes (contaminantes) po- sible. Luego se procede al diseño espacial de los corrales.

Las pendientes y el piso

Sería conveniente que en el sector elegido el piso sea de buena compactación o com- pactable por los animales, en un lugar elevado, con buen drenaje. La pendiente general debe- ría no superar el 4 % en el sentido opuesto a la ubicación del comedero y no ser menor del 2% para que el agua de lluvia y excrementos líquidos tenga una salida rápida del corral. Ello evi- tará el encharcamiento y el anegamiento. Debe particularmente protegerse el área próxima al comedero incrementando incluso la pendiente en ese sector si existe el riesgo de lluvias fre- cuentes o de alta intensidad. Pendientes inferiores al 2% exigen de alomados en los corrales y remodelado del terreno, alomado en dormideros, para dirigir el escurrimiento y ofrecer secto- res altos a los animales. Pendientes superiores al 4% pueden exponer al escurrimiento descon- trolado y a la erosión hídrica ante precipitaciones intensas (Nienaber et al., 1974).

El suelo debería se el más firme posible para que los efluentes líquidos movilizados por la lluvia no infiltren o infiltren poco. En primer lugar la infiltración provoca anegamientos y compromete el espacio disponible para el animal, dificulta el movimiento de los animales y expone a afecciones de patas y de prepucio por estar en contacto con ese medio húmedo y sucio permanentemente. El anegamiento afecta además al consumo y a la eficiencia de con- versión. Los animales comen menos y convierten ineficientemente debido a la dificultad y gasto energético para moverse en un medio anegado. En segundo lugar, la infiltración genera lixiviación de contaminantes, transporta elementos excretados en las heces y orina, como el nitrógeno, el azufre, el magnesio, el sodio y en potasio, y se corre el riesgo de contaminar las aguas subterráneas. Es mejor controlar y poder dirigir los efluentes a sitios de evaporación y definir su uso posterior.

Tampoco serían indicadas las superficies demasiado duras como los pisos de cemento o muy endurecidos con piedra o tosca por sus efectos sobre el animal. Las superficies muy pedregosas resultan frecuentemente en patas lastimadas, heridas, problemas de articulaciones de las patas y limitaciones al movimiento. Ese tipo de superficies demandará la inclusión de camas de fibra (henos y pajas) con el consecuente problema de la remosión de ese material.

Se recomienda que los corrales, donde los animales pasan todo su tiempo y son ali- mentados, tengan un espacio mínimo de 15 a 20 m2 por animal para que el confinamiento no los incomode. Superficies mayores no generarían inconvenientes (hasta 40 m2), sin embargo corrales muy grandes exponen a un mayor movimiento y también al desperdicio de superfi- cies. Los corrales de encierre permanente deberían planearse para tamaños de lotes no mayores de 250 animales livianos (novillitos o vaquillonas) y no más de 200 novillos grandes en termi- nación. Cantidades mayores exponen a problemas de comportamiento grupal, se complica la homogeneidad del consumo y el manejo o extracción selectiva de animales.

Es muy importante armar lotes parejos. De poder planearse la forma, se sugiere que  los corrales sean de 60 m de frente por 50 o 60 m de fondo. Ese diseño rectangular o cuadrado de los corrales no es sin embargo una condición excluyente de otros diseños ajustados a la topografía, pudiendo los corrales tomar formas diversas, adecuados a la pendientes siempre que se respete el espacio mínimo necesario de comedero por animal.

Los comederos

Los 60 m de frente de cada corral permiten ubicar el comedero en ese frente, contando con 30 cm de espacio de comedero por animal para un número de 200 a 250 animales. Ese frente mínimo permite que entre el 65 el 75% de los animales tengan acceso simultáneo a los comederos. No sería necesario tener espacio para el 100% de los animales en forma simultá- nea, ya que no todos intentarán comer al mismo tiempo (a diferencia de la suplementación en pastoreo).

Por motivos de higiene, protección del piso y de funcionalidad en la distribución es importante que los comederos estén sobre uno de los lados del corral y no dentro del mismo. Aunque ello imposibilita que ambos lados del comedero puedan ser utilizados por el animal y exige de una mayor longitud de comedero, los aspectos prácticos de la alimentación lo justifi- can. Es necesario que los carros de alimentación, mixers o camiones de distribución alimenten de la forma más limpia posible, permanezcan siempre limpios y no sean expuestos a la conta- minación con efluentes o excrementos para evitar el traslado o transmisión de enfermedades, contaminaciones, o comprometer la palatabilidad del alimento. En planteos precarios o transi- torios, donde se alimenta dentro del corrales, el tractor y mixer han sido el principal factor de destrucción de piso, anegamientos y complicaciones en el acceso de los animales a los come- deros, incluso responsables de accidentes con los animales o con los comederos (golpes, que- braduras de patas y costillas, etc.).

Los comederos deberían coincidir con el sector más alto del corral o al menos en un área donde no se corre riesgos de acumulación de agua y formación de barro. En los casos en los que se levanta el centro de los corrales con lomas de tierra para aumentar el área seca en los corrales, debería asegurase que el agua fluya en la dirección opuesta a los comederos.

Aunque la forma y material de los comederos varía en función del costo, algunos ele- mentos que aportan a la funcionalidad e higiene deben tenerse en cuenta. El comedero debe permitir un acceso fácil del animal a la comida y alimentarse sin esfuerzo. Para ello es conve- niente que el interior del comedero sea los más liso posible, de caras internas redondeadas, sin ángulos que dificultan la recolección del alimento por el animal o la limpieza rápida. En su exterior es deseable que sea de caras o lados rectos. Ello facilita la limpieza hasta el suelo por los costados, evitando la acumulación de alimento y excrementos debajo del comedero o adhe- rido a sus lados por dificultad de limpieza. Ésto ocurre con comederos demasiado convexos (más anchos arriba que abajo, de sección semicircular o apoyados sobre patas con áreas li- bres). Es preferible levantar el interior del comedero con mampostería si se estima que queda- rá muy profundo. En los casos en que los costos obligan al uso de comederos del tipo bandeja, deberían despejarse del piso lo suficiente como para poder limpiar sin dificultad.

En corrales permanentes, el levantado del piso,enriquecido con cemento, arcillas o en- toscado, es necesario para soportar la acción de los animales. Si se construye una vereda de cemento, ésta debería permanecer limpia, por lo que se sugiere tenga una pendiente del 10% y un espesor de 12 a 15 cm si se fabrica de cemento. Adicionalmente, sería conveniente cons- truir un escalón de 10 a 15 cm de alto y 30 a 40 cm de ancho, a lo largo de todo el comedero, del lado del corral. Esta estructura desalienta a los animales a pararse en paralelo al comedero por tiempos largos, evitando el acceso de otros al comedero, como también a retroceder y apo- yarse, rascarse, golpear o defecar sobre los comederos. Es recomendable compactar muy bien o proveer un piso de cemento o entoscado de al menos 3 m de ancho a la manera de guarda- polvo en todo el largo del frente de comedero. Ese sector será un área de alta presión animal y mucho movimiento de éstos acerándose y alejándose del comedero. En suelos arenosos, ese sector se erosiona rápidamente y se anega luego de una lluvia si previamente no ha sido levan- tado y preparado para soportar el tránsito animal.

El área de la calle en contacto con la cara externa del comedero debería permanecer limpia. Para ello la calle debe limpiarse con facilidad por lo que es conveniente que la cara exterior del comedero sea plana y vertical en 90º con respecto al suelo, caras apertura hacia fuera o redondas dejan áreas difíciles de limpiar contra el área de contacto del comedero con el suelo. El alimento que se acumula se descompone facilmente y, además de ser un foco de putrefacción y desarrollo de enfermedades, genera olores indeseables que pueden alejar a los animales del comedero y afectar su consumo. Algunas experiencias proponen incluso como conveniente dar una pequeña inclinación hacia el corral a la pared exterior (pared que da a la calle de alimentación) para reducir la posibilidad de contacto con las partes móviles de los implementos de limpieza con la pared.

Los comederos deberán llevar por encima una protección de hierro, madera o alambre que opere de cerco eliminando la posibilidad de que los animales se metan en los comederos, que desperdicien el alimento o que salten por encima. No existen diseños fijos de protectores, lo modernos se hacen de una sola línea de caño o dos de hierro dispuesta por sobre el comede- ro, del lado del corral o por sobre aproximadamente el centro del comedero a 40 o 50 cm (ajustable si fuera posible) de altura desde el borde interno del comedero. En el caso de doble línea de hierro podría instalarse en forma oblicua (corte transversal), quedando la línea inferior a 35 cm (en línea vertical desde en centro superior del comedero). Ello permite un mejor ac- ceso del animal al alimento y previene el desaprovechamiento del alimento por cabeceo, pero exige de una mayor estructura.

Es posible también la confección con alambre, reforzando la línea más baja con doble hilo de acero. Toda estructura deberá sostenerse de la pared del lado del corral y dejar la exte- rior (del lado de la calle) sin obstrucciones y limpia para repartir el alimento homogéneamente el alimento. En el caso de los comederos construidos en el mismo sitio, los postes podrán ser embutidos en la misma pared del comedero. Estos postes sostendrán una estructura de material y forma variables, confeccionados muy simples con un solo caño, vigas de madera, alam- bre, cable de acero o hierro.

Los bebederos

El libre acceso al agua limpia y fresca es fundamental para sostener un buen consumo y engorde. El consumo de agua depende de la categoría y tamaño del animal, la dieta y fun- damentalmente de la humedad y temperatura ambiente. Se recomienda la instalación de dos bebederos separados dentro de cada corral (con capacidad para 200 a 250 animales). No es conveniente utilizar bebederos muy profundos o de gran volumen. El agua retenida por mu- cho tiempo permanece generalmente más sucia y menos fresca. Los animales beben mejor de bebederos poco profundos con alto caudal, que renueva rápidamente el agua disponible. Adi- cionalmente, bebederos poco profundos son más fáciles de limpiar y sufren menos roturas. El frente de bebedero a disponer por animal es muy relativo al caudal y factores antes citados, pero se sugiere utilizar al menos 3 cm de bebedero por animal en un corral para 200 animales.

El diseño de la provisión de agua deberá tener capacidad para ofrecer con seguridad al menos 70 litros por animal y por día en verano y la mitad de ese volumen en invierno, para animales grandes (vacas o novillos en terminación). Frecuentemente se utiliza como referen- cia el valor de 7 litros por cada 50 kg de peso vivo. La reserva de agua y el caudal deberán preverse para ofrecer el agua demandada diariamente en un período no superior a 8 horas (pe- ríodo que generalmente se inicia con un alto consumo a la hora de ofrecido el alimento de la mañana. En los sistemas que alimentan dos y tres veces por día, el consumo de agua sigue la curva de consumo de alimento, pero se destaca el consumo agua de la mañana luego del pri- mer ofrecido de alimento.

Además de servir a una mejor distribución de los animales en el corral reduciendo la presión sobre los comederos, el alejamiento del comedero evita que los animales lleguen a abrevar con mucho alimento en la boca y ensucien el agua. El bebedero debería localizarse en la mitad del corral más alejada del comedero, al menos 10 metros del mismo y no debería ser compartido entre corrales para evitar presiones sobre los lados del corral. Ello reduce los con- tactos entre lotes y las posibilidades de agresiones, roturas de cercos y también de contagios. Sería conveniente sea provea de un guardapolvo o vereda de cemento o suelo compactado, preparado para soportar la acción de las patas de los animales, cubriendo un área de hasta 2 m desde el bebedero.

Lomas o dormideros en los corrales

Cuando las pendientes han sido previstas y la superficie corregida a pendientes entre el 2 y 6%, no se requieren lomas interiores para proveer a los animales de superficies secas y limpias. Sin embargo en corrales con muy poca pendiente (0 a 2 %) se debe recurrir a las lomas para mantener áreas drenadas. Estas lomas funcionan además de sistema rompevientos dada la rugosidad que imponen a todo el área de corrales del feedlot. Las lomas permanentes deben construirse con suelo susceptible de ser compactado y resistente a la tracción.

Se sugiere que las lomas tengan un ancho de al menos 2 m, y una altura de 1 m en la cresta o parte superior. Sus lados no deberán ocupar todo el corral, sino construirse con una pendiente de 1 en 5. Deberá además tenerse en cuenta la exposición de las mismas con respec- to al flujo de efluentes del corral para evitar generar obstáculos al drenaje del corral, evitar generar sectores críticos (como construcciones muy próximas a los lados del corral) que pudie- ren reducir el área útil del corral o sean de riesgo para los animales. Debería también contem- plarse la exposición para servir de reparo de los vientos predominantes.

Sombra

La sombra provee enfriamiento y alivio térmico en regiones donde las temperaturas exce- den frecuentemente los 35ºC y la humedad ambiental es elevada. Las temperaturas altas resultan generalmente en menor consumo de alimento. Las razas de origen cebú toleran mejor las altas temperaturas. Por su parte, los animales con mayor grado de terminación (cobertura grasa) sufren fácilmente de estrés térmico.

El grado de saturación y movimiento del aire son factores centrales en la eficiencia refrige- rante de la sombra. El diseño de la sombra deberá permitir una remoción rápida y permanente del aire. Debe tenerse en cuenta que la presencia de sombra es un factor de concentración de anima- les, heces y humedad. La disposición de la sombra deberá permitir una alta eficiencia en el uso de la misma, el alejamiento de los comederos en lo posible y también un secado del suelo. Áreas con sombra permanente son más húmedas y concentradoras de heces. Generalmente las sombras extendidas de norte a sur son más secas que las de este a oeste. Se sugiere que el área de sombra a lograr debería ser de 1,5 a preferiblemente 4 m2 por animal, aunque ello depende de numerosos factores, principalmente del tipo y rigurosidad del calor y de la categoría animal.

Para evitar restringir el movimiento del aire y alcanzar proyecciones de sombra signi- ficativas se sugiere que las estructuras de sombra tengan al menos 4 m de altura y anchos de  no mayores a los 12 m, con corredores de aire (áreas sin sombra) de al menos 15 m entre fran- jas. Los materiales de matriz tramada en plástico negro tipo “media sombra”, comunes en el mercado, son suficientes.  Se sugiere utilizar los materiales con no más de 80% de cobertura  en la matriz del material, los de mayor densidad tienden a retener agua y sufren roturas luego de una lluvia. Es conveniente que la sombra se pueda recoger o retirar en los meses fríos para no limitar la exposición al sol.

Otras protecciones

Forestaciones en cercos próximos a los corrales proveen también barreras, reduciendo la incidencia del viento en climas fríos y lluviosos o muy ventosos e incluso proveyendo ombra. Sin embargo, debe tenerse en cuenta la ubicación y las características de la masa arbórea. Los árboles de hoja permanente deben evitarse en las barreras al este y al norte, los de hoja caduca serían los indicados para esos sectores ya que voltean las hojas en invierno y no limitan el ingreso de ener- gía solar en esa época. Los lados sur, suroeste y oeste pueden protegerse con árboles del tipo siempre verdes que representan una barrera permanente a los vientos del sur, fríos y frecuentes en invierno.

Las forestaciones se plantean como barrera cuando incorporan más de una línea de árboles. La separación entre estos dependerá mucho del tipo de árbol, pero desde el punto de vista práctico no deberían tener menos de 3 m entre árboles por las limitantes de la maquinaria para limpiar el área (malezas, ramas, etc.) o realizar trabajos culturales sobre los árboles. Otros aspectos a consi- derar en el distanciamiento son los relacionados con la competencia entre árboles y la altura a lograr. A densidades altas, las alturas pueden ser mayores pero es menor el desarrollo lateral de  las plantas y su resistencia. Por otro lado, cortinas muy densas pueden provocar una disminución excesiva del flujo de aire y ser motivo de incremento de temperatura, humedad, plagas y olores.

Se sugiere que el grosor de la cortina no debería exceder 3 veces la altura de la misma. En la medida que la cortina crece en densidad y grosor la pared al viento es mayor, el movimiento de aire a través de la misma es menor y, aunque el ascenso de aire en la cara expuesta al viento es máximo, el descenso de la masa luego de pasada la cresta de árboles es muy rápido reduciéndose el tamaño del área protegida. El ancho de una cortina o cinturón de árboles no debería superar las 7 filas en un ancho de 45 m. La protección que se alcanza cubre aproximadamente entre 10 a 20 m desde la cara interna de la cortina. Las cortinas multi-específicas e incluso con arbustos permi- ten incrementar la efectividad rompe-vientos de la barrera.

Adicionalmente, los bosques o plantaciones pueden proponerse para incrementar la evapo- ración de aguas y reducción del nivel de freática a través de la evapo-transpiración de la masa arbórea. En áreas con drenaje pobre o comprometidas con freáticas altas. Finalmente, las planta- ciones en cortinas o en bosques permiten mejorar la imagen de toda el área por su efecto enrique- cedor del paisaje.

Calles de alimentación

La ubicación de las calles alimentación depende de la distribución de los corrales. Por estas calles transita el alimento, son las denominadas “limpias” y deberían corresponderse con los sec- tores más altos del predio, con drenaje en un sentido (alejándose de las instalaciones de prepara- ción de alimentos y de alto tránsito) y abovedadas para que no acumulen agua y barro.  La calle  de alimentación debería permitir el tránsito cómodo de dos transportes de alimento en sentido opuesto para ir y poder regresar por la misma sin verse obligado a transitar por calles sucias. El ancho frecuente es de al menos de 5 a 6 m.

Calles de los animales

Las calles por las que transitan los animales (o calles sucias) hacia los corrales de alimenta- ción o viceversa son calles que se deberían ubicar sobre el lado opuesto a los comederos.  Son  más sucias debido al tránsito frecuente de los animales y sus excrementos. Se localizan en áreas mas bajas y en ellas también coincide la estructura de recolección de los efluentes líquidos de los corrales. En ellas (a sus lados) deberían planearse los canales colectores del drenaje de los corra- les en tránsito hacia una laguna de decantación o sectores de anegamiento. Deberían también se abovedadas para que permanezcan secas y sequen rápido luego de una lluvia. En estas calles es muy importante el diseño de la pendiente general para evitar que se encharquen y aneguen. En planteos de encierre que no han tenido en cuenta el flujo y manejo escurrimientos y efluentes, frecuentemente se observan charcos o lagunas que inutilizan las calles e incluso avanzan sobre los corrales.

Debido a los movimientos frecuentes de los animales en un feedlot y a la alta concentración por unidad de superficie, si los traslados no se logran con tranquilidad y de forma fluida, el ner- viosismo se generaliza y se expone todo el feedlot a trastornos del comportamiento, alteraciones de la rutina y finalmente a depresión o irregularidad en el consumo. El estrés generalizado puede terminar en depresión inmunológica y en avance de enfermedades diversas. Es conveniente que estas calles sean lo suficientemente anchas para traslados cómodos pero también posibles de ser bloqueadas con las mimas tranqueras de acceso a los corrales. Un ancho de al menos 3,5 a 4 m sería el indicado. Ello facilita los movimientos de hacienda sin exponer a escapes de animales y corridas no deseables. Tampoco es deseable tener que usar demasiadas personas para cerrar ca- lles o cortar el ingreso de los animales a determinados lugares. Es preferible que esos bloqueos ocurran con tranqueras a las que los animales ya están habituados. Si fuera posible por la infraes- tructura y el tamaño de los grupos, sería conveniente que esos movimientos de animales los reali- ce una sola persona y evitando en todo momento la presencia de perros.

Corrales de recepción

Los corrales de recepción son corrales que se deben ubicar en la cercanía de los corrales de manejo y tratamiento de los animales, generalmente también conectados al muelle de descarga.  En su diseño se deberían tener en cuenta los aspectos de diseño comentados para los corrales de alimentación, excepto que el espacio disponible por animal podría ser de la mitad porque los ani- males estarán transitoriamente en estos corrales. Deben tener comedero y agua y ser de fácil in- greso y egreso, como una calle de acceso del carro de alimentación al comedero.

En estos corrales se ingresa con los animales que recién llegan al feedlot. Es el lugar donde descansan, se los alimenta o dietas fibrosas (alto contenido de henos o silajes) y desde donde se  los lleva al corral del manejo para vacunaciones, implante, curaciones, marcado, señalada, castra- ciones, control de parásitos u otros tratamientos. Generalmente un lote sin problemas sanitarios no debería permanecer más de una semana en este corral para ser trasladado a los corrales definiti- vos. En algunos casos de orígenes dudosos respecto de enfermedades se puede utilizar estos co- rrales para imponer una “cuarentena” a los animales mientras se los acostumbra allí a la dieta de alto contenido de grano.

Es conveniente tener al menos un corral de este tipo. Los corrales de recepción sirven tam- bién para tener transitoriamente animales que han sufrido algún trastorno metabólico (ej. acido- sis), heridas u otro tipo de afección pasajera, pero no aquellos con enfermedades infecciosas que puedan contaminar el corral y luego contagiar tropas que ingresan al predio. Para animales en- fermos se construyen los corrales de enfermería u hospital.

Corrales de enfermería

Son corrales que deben tener rápido acceso desde los corrales de manejo pero deberían es- tar aislados del movimiento de los animales sanos. Se deben ubicar preferentemente alejados de los corrales de alimentación y de los de recepción. Se deben planear con espacios similares a los de recepción y con un diseño similar en comederos y provisión de agua. Estos corrales se destinan a animales enfermos con manifestaciones clínicas de enfermedades infecciosas y que se encuen- tran en tratamiento. Se planifican al menos un par de ellos con una capacidad para 30 a 50 anima- les. En estos corrales los animales permanecen entre 15 y 25 días dependiendo del tipo de trata- miento. Luego del tratamiento de una afección infecciosa, los corrales deberían ser limpiados y desinfectados con cal u otro desinfectante total o de amplio espectro.

Se debería disponer de 3 a 5 m2 por animal y una pendiente de 2 al 5%. Deben ser de piso firme y seco cuyos lavados o efluentes no acceda al área de los corrales de alimentación aunque finalmente terminen en la misma laguna de almacenamiento de efluentes. Frecuentemente se les incorpora un refugio de las características antes descritas y si las condiciones de piso en el refugio pudieran poner en riesgo la higiene en el refugio, es conveniente construir un piso de cemento rugoso con buena pendiente hacia fuera. Es importante además ubicar estos corrales de tal forma que sea factible y simple el acceso con vehículos para tratar a algún animal en el lugar o su traslado.

Capitulo parte de  «Feedlot: Alimentación, diseño y manejo» Para ver más capitulos visite el perfil del autor.Autor/esAnibal Javier PordomingoIngeniero Agrónomo en la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Pampa. Realizó sus estudios de posgrado en New Mexico State University, Las Cruces, New Mexico, USA obteniendo los grados de Master in Animal Science (Animal Nutrition) (1987-1989) y Doctor of Philosophy (PhD) en Ciencia Animal (1988-1991)

Publicado el: 3/8/2018Autor/es: Aníbal J. Pordomingo EEA “Guillermo Covas” INTA Anguil Facultad de Ciencias Veterinarias UNLPam

Fuente: Engormix

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