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Para intentar mitigar el fuerte golpe que sufrieron las exportaciones de biodiésel argentino a Estados Unidos, el gobierno de Mauricio Macri presentó ayer en Washington una propuesta para negociar un «acuerdo de suspensión» que busca establecer un volumen y precio de exportación consensuado entre las partes en conflicto.
Según supo Clarín de fuentes que siguen de cerca las negociaciones por la exportación del biodiésel, el Gobierno abrió ayer esta nueva instancia, luego de que el Departamento de Comercio de Estados Unidos impusiera el martes pasado aranceles preliminares de entre 50, 29% a 64,17% por sospechas de que está subsidiado.
Concretamente, los demandantes sostienen que el biocombustible argentino está favorecido por las retenciones que se aplican a la soja en nuestro país y por lo tanto los fabricantes de ese combustible compran la materia prima a menor precio.
Hasta ahora el biocombustible argentino sólo pagaba un 4,5% de arancel, lo que significa que la resolución del martes vuelve prácticamente inviable cualquier envío. Argentina — el principal productor de biodiesel del mundo– ha exportado a EE.UU.por valor de 1.200 millones de dólares sólo el año pasado. El Gobierno acusó el golpe la semana pasada, convocó al encargado de negocios de la embajada estadounidense, Thomas Cooney, para pedir explicaciones sobre el tema y luego el presidente Mauricio Macri envió una carta al vicepresidente Mike Pence en la que expresaba su malestar por la medida.
A través de un escrito presentado ayer por la embajada al Departamento de Comercio, el Gobierno solicitó que se negocie un «acuerdo de suspensión» o pacto consensuado. Según contaron a este diario, la admi Connistración Macri debería negociar con ese ministerio y «una vez que se llega a un entendimiento provisorio, entrarían a jugar los privados». O sea que luego también intervendrán las empresas argentinas y los dos actores que iniciaron la demanda: el National Biodiesel Board y un grupo de productores de EE.UU. El objetivo sería negociar un acuerdo para establecer volúmenes y precios. Si se consiguiera un consenso, la medida del Departamento de Comercio quedaría suspendida. Hay plazo hasta el 5 de octubre, pero podría extenderse.
Llegar a un pacto será tarea compleja, sobre todo porque los demandantes tendrían que dejar de lado un arancel que han logrado de forma preliminar, mucho más alto de lo que ellos solicitaban, un 23%. «No es fácil, pero con buena voluntad de ambos lados puede ser posible», dicen.
La cámara de biodiésel de EE.UU. y los productores locales pueden negarse, pero el Departamento de Comercio puede presionarlos para negociar.Es porque «hay una buena relación con la Argentina», señalan, pero también por otras razones menos políticas: hoy la industria estadounidense no puede abastecer la totalidad del mercado local del biodiésel y tampoco tiene un producto tan competitivo a nivel de preciocomo el argentino. Refinerías, importadores, transportistas, sindicatos de camioneros podrían presionar a favor de nuestro país. Las empresas argentinas también pueden preferir un volumen más acotado y un preciomás elevado a la posibilidad de no exportar nada.
Por una regulación de Barack Obama, en EE.UU. todos los combustibles deben tener al menos un 10% de origen renovable. El biodiésel argentino entró enseguida al mercado con precios bajos por lo que los sojeros locales se sintieron damnificados. Pero si el biocombustible argentino queda bloqueado, el preciode la gasolina seguramente subirá porque los locales venden a precio más alto
