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El stock bovino argentino en marzo de 2019 era de 53.945.808 cabezas, una cifra prácticamente equivalente a la registrada un año atrás (53.929.119).
Sin embargo –según datos oficiales difundidos esta semana por la Secretaría de Agroindustria– el stock nacional de vientres (vacas + vaquillonas) fue en marzo pasado de 31.053.342 cabezas, una cifra 259.073 animales menor a la del mismo mes de 2018 y la más baja desde marzo de 2016.
El dato confirma el escenario de cambio de ciclo ganadero que permitió que en el presente año los valores de la hacienda argentina regresasen a una zona de equilibrio luego de registrar un “atraso” considerable durante 2018.
Desde fines del año pasado comenzó a evidenciarse una desaceleración de la faena bovina asociada con un progresivo incremento del sacrificio de hembras. Ese fenómeno, combinado con una demanda exportadora en aumento, permitió que los precios de la hacienda se recuperasen luego de una sobreoferta generada el año pasado por un desastre climático (sequía) combinado con un cambio brusco del precio relativo de maíz (producto de la fuerte depreciación del peso argentino).
El precio promedio negociado en el último remate del Rosgan para las vacas con garantía de preñez fue de 17.529 pesos una cifra, medida en valor maíz Rosario, 17% menor a la registrada un año atrás (cuando el cereal –vale recordar– no contaba por entonces aún no derechos de exportación).
El hecho de que la recuperación que se evidencia en los valores de la invernada no haya llegado aún a la cría obedece a la ausencia de financiamiento a tasas de interés razonables combinado con la renuencia a realizar inversiones de largo plazo en un contexto con elevada inestabilidad política y macroeconómica. Por otra parte, muchos criadores puros (no integrados con planteos de invernada) están urgidos por vender vientres para recuperar la pérdida de capital registrada en el último año a partir de la devaluación del peso.
Argentina aún se encuentra en pleno proceso de recuperación de su stock bovino luego de la megaliquidación de vientres promovida por la política intervencionista del régimen kirchnerista, que hizo que el stock bovino nacional, que en marzo de 2008 se encontraba en 57.583.122 cabezas, cayera hasta un mínimo de 47.972.661 en marzo de 2011 y comenzase a crecer lentamente a partir de 2012.
