Lo que significa la transición dietaría en China (vuelco masivo de su población al consumo de proteínas cárnicas) lo refleja el hecho de que el consumo promedio de carne per cápita aumentó 3.9 veces entre 1980 y 2010, y 10 veces el de lácteos, mientras que la ingesta de huevos se incrementó 6.9 veces.
En el gigante asiático, la Academia de Ciencias advierte que el ritmo de crecimiento de la demanda de carnes en la República Popular es absolutamente insustentable en el mediano y largo plazo. Así, por ejemplo, la importación de carne puede aumentar 8,4 veces en 2050; y que la soja y el maíz que debe importar para entonces (para alimentar sus criaderos de cerdos y peces) representaría 14 veces lo que compró del exterior en 2010.
La conclusión de esta visión de largo plazo es una sola: China va a depender cada vez más de la producción agroalimentaria del Hemisferio Americano (Estados Unidos / Canadá en el Norte, Brasil y la Argentina en el Sur).
El analista internacional Jorge Castro explica en este video -columna semanal en El Campo, la Industria Verde, conducido por Héctor Huergo- que la ganadería argentina, que ya envía al gigante asiático la mitad de sus exportaciones de cortes cárnicos, va a comenzar a disputarle este mercado a la producción ganadera de Australia.
