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El lenguaje de los animales: importancia de la cola y orejas (Segunda parte)


Mejorando el bienestar animal a través de la función de la cola y orejas El término bienestar animal se refiere al estado de un animal con respecto a sus intentos por afrontar las condiciones de su entorno. Un animal está en buenas condiciones de bienestar si (según indican pruebas científicas) está sano, cómodo, bien alimentado, seguro, puede…


Mejorando el bienestar animal a través de la función de la cola y orejas


El término bienestar animal se refiere al estado de un animal con respecto a sus intentos por afrontar las condiciones de su entorno. Un animal está en buenas condiciones de bienestar si (según indican pruebas científicas) está sano, cómodo, bien alimentado, seguro, puede expresar formas innatas de comportamiento y si no padece sensaciones desagradables de dolor, miedo o desasosiego (Mora-Medina et al., 2016). Actualmente los científicos, reconocen cada vez más que un buen nivel de bienestar animal implica la promoción y provisión de estados y experiencias emocionales positivos, no sólo la ausencia de estados negativos (Boissy et al., 2007; Mellor, 2012). Sin embargo, la información reciente revela que no hay suficientes estudios científicos que exploren la existencia o la naturaleza de las emociones positivas en los animales (Proctor et al., 2013). Por lo tanto, si se requiere promover estados emocionales positivos, se necesita saber qué emociones pueden sentir y cómo las expresan los animales (Proctor y Carder, 2014).


Por ello, una forma de expresar las emociones es a través de la comunicación. En este proceso un animal proporciona información a otros individuos, para lo cual hace uso de señales. La señal puede ser un sonido, un patrón de color, postura, movimiento, descarga eléctrica, contacto, liberación de un olor, o alguna combinación de estos medios (Animal communication, 2018).


En el caso particular de las orejas y la cola, éstas cumplen con un rol importante en el lenguaje animal (Figuras 2 y 3). Existen estudios en ovejas y cerdos que han explorado la posibilidad de que la postura que estos apéndices adopten, puedan indicar estados emocionales (Reefmann et al., 2009; Reimert et al., 2012). A pesar de esto, existen prácticas que se han desarrollado sobre la experiencia en granja que pretenden prevenir o resolver problemas inherentes a los procedimientos pecuarios a nivel intensivo, como las estrategias empleadas  para manipular animales o las pérdidas de producción. Una de estas prácticas es la mutilación, la cual tiene objetivos múltiples, uno de ellos es «ayudar» a los animales a adaptarse a su entorno, pero que genera controversias éticas y productivas. Los procedimientos de mutilación profiláctica se pueden realizar con la intención de reducir los riesgos y mejorar el bienestar grupal. Estos riesgos, sin embargo, deben evaluarse primero, con respecto a su grado de impacto, duración, intensidad y probabilidad, que deben tenerse en cuenta al determinar  los beneficios para el grupo. También se debe considerar desde una perspectiva ética, sería inaceptable realizar mutilaciones «innecesarias» (Nordquist et al., 2017). En el caso de la eliminación de la cola en animales de granja, éste es un procedimiento realizado por una gran variedad de razones éticamente cuestionables. Algunas de ellas son: para prevenir caudofagia en cerdos, mejorar la limpieza de la zona perianal y por estética en ovinos, además de reducir la incidencia de mastitis en el ganado lechero (Mota-Rojas et al., 2016).


En relación a los cerdos, la caudofagia ha sido un problema de comportamiento identificado durante décadas (Zonderland et al., 2010). Esta se da en dos etapas, que comienza con una manipulación suave de la cola de otro cerdo y pasa a una manipulación dental más intensiva con daño y sangrado (Telkänranta et al., 2014). Implica serias consecuencias económicas para los productores debido a los mayores costos de producción, mayor susceptibilidad a infecciones secundarias, mayor uso de antibióticos y menor valor de mercado derivado de lotes menos uniformes y  baja calidad en la canal (Scollo et al., 2017). La mordida de la cola puede ser consecuencia de deficiencias en la calidad o cantidad de alimento, una temperatura ambiente elevada, ventilación insuficiente, alta densidad de de población en un corral (hacinamiento), salud comprometida, factores genéticos, falta de materiales para hozar, masticar y manipular, o varias combinaciones de los anteriores (Taylor et al., 2010). Es por ello que es necesario realizar estudios científicos para comprender y prevenir este comportamiento de manera temprana.


Un estudio realizado por Zonderland et al. (2009), señalan que la postura de la cola del lechón está fuertemente relacionada con el daño que ésta puede llegar a presentar, haciendo inclusive una predicción de los lechones que están más propensos a la caudofagia. Encontraron también que los lechones destetados con cola completa tenían una mayor probabilidad de daño 2-3 días después del destete. Por lo que observar la postura de la cola con regularidad aumenta el reconocimiento temprano de caudofagia.  En relación al destete, otro estudio realizado por Ursinus et al. (2014), señalan  que las condiciones previas al destete requieren más atención para comprender mejor el desarrollo de la caudofagia y para identificar los factores o eventos tempranos involucrados en la prevención del comportamiento dañino. Enfatizan también que el alojamiento post-destete con camas con paja reducen la caudofagia, pero no evitó por completo el comportamiento indeseable. Concluyen que sus resultados recalcan el complejo trasfondo de la caudofagia y la necesidad de explorar más el comportamiento temprano en lechones. (Figura 5).


Por otro lado, una estrategia para evitar estos daños es reducir la existencia de factores de riesgo, como por ejemplo, asegurando una menor densidad de población, aumentando el número de comederos o suministrando material de enriquecimiento. Sin embargo, bajo condiciones comerciales, puede ser complicado identificar los factores de riesgo que provocan mordeduras de cola individuales en granjas, y las intervenciones para reducir la ocurrencia de los factores de riesgo una vez identificados, a menudo se consideran demasiado costosas (Vestbjerg et al., 2016). No obstante el enriquecimiento con diferentes materiales (plástico, paja, metal) es una estrategia de gran utilidad y los estudios en varias especies han demostrado que enriquecer el ambiente puede producir efectos beneficiosos en el comportamiento (Telkänrantaa et al., 2014).


En ovinos, se cree que la amputación de la cola reduce el riesgo de miasis cutánea al prevenir la acumulación de material fecal en la cola y los cuartos traseros; sin embargo, la relación entre la amputación de la cola y la acumulación de suciedad no está clara. De hecho, se han obtenido resultados contradictorios al comparar la incidencia de miasis cutánea en ovejas con la cola entera y ovejas a las que se les había cortado la cola. En general, la justificación de la amputación de la cola en las ovejas varía en función de la región geográfica, la raza del animal y otras prácticas de manejo. Es poco probable que la amputación rutinaria de la cola beneficie a las ovejas que no tienen lana o que viven en regiones con baja incidencia de miasis cutánea. En algunos casos, la amputación de la cola se hace por tradición y esto no es aceptable en términos de bienestar animal. Cuando se amputa la cola, se recomienda dejar un mínimo de tres vértebras coccígeas palpables en el muñón de la cola, de forma que ésta cubra por lo menos la región anal y la vulva de los animales (Mainau et al., 2017) (Figura 6).


En lo que se refiere a las orejas, existe poca evidencia acerca del estudio de las posturas de éstas en el ganado y su potencial como indicadores emocionales. Sin embargo, esta evidencia indica la importancia de las orejas como medio de expresión de emociones positivas. En el caso de las  ovejas se ha encontrado que el número de cambios en la postura, hacia adelante y posturas asimétricas fueron más altos durante las experiencias negativas (aislamiento social) y más bajas durante las experiencias positivas (alimentación con heno fresco) (Reefmann et al., 2009). Boissy et al. (2011) encontraron resultados similares en su estudio, ellos expusieron a las ovejas a situaciones con diversos grados de disconfort. Descubrieron que durante las experiencias emocionales negativas, las orejas se levantaban, mientras que durante las experiencias emocionales positivas coincidían con las «orejas planas» pasivas.


La importancia y el significado de las posturas de las orejas, difieren entre las especies y varían según el contexto. En perros, cerdos y caballos, orejas orientadas hacia atrás se han asociado con situaciones negativas (Heleski et al., 2009; Reimert et al., 2012; von Borstel et al., 2009), mientras que Reefmann et al. (2009) encontraron que estaban asociados con experiencias positivas en ovejas. En otro estudio realizado por Proctor y Carder (2014), demostraron en las vacas lecheras que el tipo de posturas y el número de cambios en la posición de las orejas se ven afectados por la experiencia al “ser acariciadas”, una experiencia que induce un estado emocional positivo.


En cuanto a los animales de compañía, los perros son bien conocidos por poseer sistemas de comunicación complejos. Todas las modalidades sensoriales están involucradas, pero especialmente el olfato, el gusto, el oído y la vista, y las combinaciones de señales suministradas por dos o más de estos sentidos aumentan potencialmente el alcance y la calidad de la información comunicada (Mellor, 2018). Se sabe que los métodos de comunicación visual, incluidas las posturas y las expresiones faciales, descienden de los lobos, su antecesor. Hay más de 400 razas caninas que difieren en morfología y comportamiento externo. El lenguaje corporal normal de un perro al saludar a un humano u otro perro incluye el movimiento de sus orejas hacia arriba y hacia abajo; sin embargo, una posición de la oreja hacia adelante se asocia con un estado de mayor atención, motivación, confianza y / o agresión; mientras que una posición de oreja hacia atrás, a menudo se asocia con sumisión y / o miedo (Hasegawa et al., 2014). (Figura 2 y 3).


Por otra parte se ha comprobado que existen cambios dinámicos en la temperatura de las orejas en relación con niveles de ansiedad en los perros. Los factores estresantes y la excitación emocional negativa están asociados con la fisiología, cambios y alteraciones de los patrones de flujo sanguíneo, los cuales manifiestan cambios en la temperatura de la superficie del cuerpo. Dichas modificaciones se han demostrado mediante  la termografía infrarroja ya que ésta técnica representa una forma no invasiva de medir las alteraciones en la termorregulación. En la ciencia del bienestar animal, la termografía infrarroja se utilizado en la medición de las respuestas fisiológicas al estrés, a través de la temperatura ocular en el ganado y caballos (Bartolomé et al., 2013) en pollos (Herborn et al., 2015) o la temperatura de las orejas en conejos (Ludwig et al., 2007). En el caso de perros,  Riemer et al. (2016)  evaluaron las reacciones emocionales negativas y positivas por medio de los cambios en la temperatura del oído mediante el uso de la termografía infrarroja. Recomiendan usar el método para medir los cambios dinámicos en la temperatura de las orejas asociadas con la evaluación  fisiológica del estrés; sin embargo, estos investigadores señalan algunas limitaciones del método con base en la raza / tipo (estructura del pelo y, en menor medida, la forma de la oreja).


Respecto al movimiento de la cola junto con la posición corporal, proporcionan información sobre el estado emocional del perro, incluyendo si el animal se encuentra amistoso, juguetón, temeroso, sumiso, dominante o agresivo. En un estudio realizado en perros por Hasegawa et al. (2014) se evaluó el lenguaje corporal común en diferentes razas. Se demostró que el lenguaje corporal  es la clave para comprender el nivel de motivación y atención en el condicionamiento operante de los perros. Los ojos anchos y la posición de la oreja hacia adelante, fue considerado como el lenguaje corporal y fue categorizado en este estudio.  Sin embargo, en el lenguaje corporal del perro, cada emoción se expresa utilizando todo el cuerpo. Por lo tanto, se requiere la evaluación del lenguaje corporal en su conjunto, no solo aquellos elementos independientes relacionados con la posición de los ojos y las orejas, especialmente la posición / movimiento de la cola del perro, en cada raza. Dichos autores revelaron que durante el entrenamiento de los perros, el lenguaje corporal común entre algunas razas que predijeron un alto rendimiento en el aprendizaje fue abrir los ojos, orejas erectas y tener una posición hacia adelante de la cola. Por lo que los científicos concluyen que estos rasgos podrían ayudar en el entrenamiento eficiente de perros.


Cabe resaltar que en la actualidad un tema controversial es el corte de colas y orejas, ya que esta práctica está relacionada con parámetros raciales y «estéticos» absurdos, que no benefician al animal. Las amputaciones pueden generar un impacto negativo en su comportamiento natural. Éstas son situaciones que surgen de la ignorancia de la gente y la tenencia irresponsable de mascotas. Procedimientos que sólo deben practicarse por cuestiones terapéuticas o cuando la vida del perro corre peligro (Rollin, 2008).


Finalmente es pertinente señalar que entender las emociones animales y sus diversas formas de expresarlo, es crucial si queremos mejorar el bienestar animal (Leliveld et al., 2013) y uno de los elementos que se ha empleado para ello, son los apéndices (cola y orejas).


IMPORTANCIA DE LA POSICIÓN DE COLA Y OREJAS EN VACAS LECHERAS


El bienestar animal está relacionado con el incremento de emociones positivas y la reducción de emociones negativas experimentadas por los animales, los cambios en la postura corporal son un indicador externo del estado interno que nos permite evaluar el bienestar animal (De Oliveira & Keeling. 2018).


Sandem et al. (2004), demostraron que las emociones positivas evaluadas a través de cambios en las variables fisiológicas y su relación con medidas etológicas como las posturas son útiles para identificar la intensidad de las emociones.


La interpretación de posturas corporales específicas como, la posición de orejas cola y cuello nos pueden ayudar a conocer las emociones que el ganado bovino experimenta siendo estos métodos no invasivos y de fácil aplicación; sin embargo, estudios basados en el campo de posturas corporales en diferentes especies como cabras, ovejas, cerdos y bovinos señalan que  las mismas posturas de la oreja o la cola están asociadas con estados emocionales opuestos, por lo que estas posiciones no se pueden generalizar como señala Reefmann et al. (2009).


La postura de orejas, o la frecuencia de los cambios posturales, puede reflejar varios estados emocionales de los animales, por ejemplo; en ovejas adultas, la postura de la oreja «hacia adelante» se ha asociado con experiencias negativas (Guesgen y cols 2016). En otros estudios realizados por De Oliveira & Keeling (2018), reportan que tener la oreja derecha hacia atrás (orejas de forma asimétrica hacia la derecha) se asocia con una emoción más positiva que con la oreja izquierda hacia atrás. Según Phillips et al. (2015), el lado derecho del cuerpo está controlado por el lado izquierdo del cerebro, por lo que existe un dominio del hemisferio izquierdo para procesar emociones connotadas positivamente.


En cuanto a la postura de la cola existen pocos estudios sin embargo se sabe que en algunas especies el meneo vigoroso de cola se relaciona con emociones positivas, sin embargo, las posturas de oreja y cola no pueden ser específicas de estados emocionales individuales o tener un significado diferente cuando se evalúan estas debe combinarse con la postura compuesta de cuerpo entero (De Oliveira & Keeling, 2018). (Figuras 7 y 8).



EMOCIONES Y EL BIENESTAR POSITIVO


El reciente interés en el bienestar animal se ha enfocado principalmente en reconocer y corregir las fallas en la función biológica, con el propósito de evitar o minimizar cualquier experiencia que pudiera ser asociada con algo negativo (Mellor y Bayvel, 2011). En la última década se ha visto que, el bienestar animal no solamente es la ausencia de estados afectivos negativos, sino que es la presencia de estados afectivos positivos (Broom, 2010; Boissy, et al., 2007). Esto significa que siempre será mejor asegurar situaciones y experiencias positivas, en vez de tener que corregir comportamientos indeseables, ocasionados por experiencias negativas o donde haya sufrimiento (Lawrence, 1987).


Los efectos positivos del lamido y el contacto táctil han sido utilizados para mejorar la interacción entre las personas y sus animales (Schmied et al., 2008). Por ejemplo, el manejo gentil de las vacas y sus becerros ha demostrado que ayuda a disminuir el miedo que experimentan los animales hacia los humanos (Breuer et al., 2003), reduce los niveles de cortisol y disminuye también su frecuencia cardíaca durante muchos procedimientos de manejo (Proctor y Carder, 2014).


Los estados afectivos positivos incluyen placer, confort, curiosidad y juego. Sin embargo, esos estados no pueden ser monitoreados y los principales índices para medirlos son en base a la observación del comportamiento. Visto desde esta perspectiva, los estados afectivos de este tipo y la relación neurológica entre ellos, son difíciles de definir y sus índices de comportamiento han sido pobremente estudiados (Mellor 2012).


CONCLUSIONES


La participación del sistema límbico en la expresión de emociones, tanto en humanos como en animales, sigue siendo un factor imprescindible para desarrollar investigación, ya que a través de las emociones se activan los distintos sistemas relacionados con la segregación de hormonas glucocorticoides, opioides, etc. que sirven como indicadores ante ciertos estímulos ambientales (temperatura, instalaciones, etc.) o fisiológicas (reproducción, apetito, defecación, micción, entre otros.).


La comunicación que el animal pueda tener con su medio ambiente es un factor clave para su óptimo desarrollo y bienestar animal. Esta comunicación será expresada con un lenguaje que está influenciado por las condiciones propias del individuo como son: sexo, raza, edad e incluso la especie animal.


La comunicación es el resultado de cómo el animal interpreta los estímulos de su ambiente, es decir, si se encuentra bajo condiciones positivas o negativas; por ello, se puede concluir que conocer y poder evaluar dicho lenguaje, traerá beneficios económicos para el propietario, emocionales y conductuales para el animal, mejorando de este modo su bienestar.


La comprensión de las emociones expresadas a través de la cola y orejas, debe ser usada para brindar a los animales mayores experiencias positivas. Este conocimiento es una herramienta clave para los científicos del bienestar animal, por lo tanto, debe realizarse mayor investigación en más especies, con el fin de mejorar el bienestar de los animales y al mismo tiempo disminuir gastos de producción o presencia de conductas no deseadas.

Daniel Mota Rojas, Neurofisiología del estrés y bienestar en animales domésticos y silvestres. División de Ciencias Biológicas y de la Salud. DPAA. Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). dmota100@yahoo.com.mx

Karina Lezama García, Programa de Posgrado en Ciencias Veterinarias. Área de neurofisiología del estrés y bienestar de los animales domésticos y silvestres. UAM.

Viridiana Belén Alavez Bautista, Grupo selecto de estudiantes de MVZ y Posgrado. Área de Neurofisiología del estrés y bienestar de los animales domésticos y silvestres. UAM.

Karla Flores Padilla, Grupo selecto de estudiantes de MVZ y Posgrado. Área de Neurofisiología del estrés y bienestar de los animales domésticos y silvestres. UAM.

Cynthia Susana González López, Grupo selecto de estudiantes de MVZ y Posgrado. Área de Neurofisiología del estrés y bienestar de los animales domésticos y silvestres. UAM.

Liliana de la Luz Morales Fonseca, Grupo selecto de estudiantes de MVZ y Posgrado. Área de Neurofisiología del estrés y bienestar de los animales domésticos y silvestres. UAM.

José Nava Adame. Grupo selecto de estudiantes de MVZ y Posgrado. Área de Neurofisiología del estrés y bienestar de los animales domésticos y silvestres. UAM.

Patricia Mora Medina, Departamento de Ciencias Pecuarias. FESC. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Fuente:  ganaderia


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