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El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) informó que la diferencia entre importaciones y exportaciones en septiembre de 2017 fue de 765 millones de dólares, a favor de las primeras. En lo que va del año el número asciende a 5.200 millones.
Las importaciones sufrieron un incremento interanual del 24,2% mientras que las ventas externas registraron una suba del 3,1% con respecto al mismo mes del año pasado. Todos los meses de este año tuvieron balanza comercial deficitaria.
Desde el inicio de la política de apertura de importaciones, los productores agropecuarios vienen advirtiendo acerca de lo peligroso de estas medidas para la industria nacional. Entre las producciones agropecuarias que más han sufrido esta apertura –principalmente por la presión de los precios más bajos con los que entran los productos desde el exterior- se cuentan las manzanas, las bananas, las cebollas, la carne porcina, el sector lácteo, el vitivinícola, el forestal (con impacto directo en la venta de muebles) y el textil (que depende en su mayor parte de la producción de algodón).
En lo que va del año, los productores desplegaron diferentes medidas para visibilizar esta situación: desde pedir reuniones con funcionarios hasta realizar “bananazos” o “cebollazos” en las principales plazas del país, regalando miles de kilos de frutas o verduras.
El caso de la vitivinicultura es uno de los más paradigmáticos por la importación de vinos más económicos y de menor calidad desde Chile y la reciente incorporación de varietales. La situación de esta cadena se vería agravada de aprobarse la reforma tributaria. Los representantes del sector han mantenido hasta ahora sus reclamos puertas adentro de las oficinas de los funcionarios, pero ya anticiparon una posible medida de fuerza en la calle tirando vino en los alrededores de la Plaza de Mayo.
Con respecto a las importaciones de carne porcina – que vienen duplicándose cada año-, Omar Príncipe, presidente de la Federación Agraria Argentina, hizo público que los productores “no paran de llamar a nuestra entidad para que de alguna manera manifestemos este rechazo a la medida de importar cerdos de Estados Unidos”.
En una nota publicada por Página/12, Javier Rodríguez, ex secretario de Coordinación Político-Institucional y Emergencia Agropecuaria del otrora Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, , aseguró que “el incremento explosivo del déficit comercial se ubica en términos reales como el mayor de este siglo” y puso en cuestión algunos de los argumentos de los funcionarios nacionales.
Principalmente enfatiza en “dos maniobras (que esconden los dichos de Marcos Peña) para tergiversar la situación”: por un lado, las voces cercanas al oficialismo miden las importaciones por el valor y no por la cantidad, lo que tiene como consecuencia que las mismas pueden crecer o decrecer en función del aumento o la caída de los precios y no de mayores o menores compras. Pero si se reducen sólo por la caída de precios (que sucedió), “eso no significa que las importaciones tengan menos impacto sobre la producción local, sino exactamente al revés, porque los productos ingresan a un precio menor”, agregó.
Por otro lado, Rodríguez afirma que los bienes finales son los bienes cuyas importaciones aumentaron en mayor medida y éstos “compiten íntegramente con la producción local y ponen en tensión toda la cadena productiva”, afectando el empleo. Mientras las importaciones totales en los primeros ocho meses del año se incrementaron en un 17%, las de los bienes finales lo hicieron en un 36,5%, más del doble. “En 2017 las importaciones de bienes finales fueron 45,4 por ciento mayores en cantidades que las de 2011, un año récord en cuanto a valor de las importaciones”, asevera el economista.
El artículo además contextualiza los efectos que sobre la producción tienen otros factores: “El aumento de las importaciones de bienes finales es otro factor que se agrega a la caída del consumo interno, el alza de las tarifas de servicios, el aumento generalizado de los insumos y las mayores restricciones para acceder al crédito que hacen que el sector productivo se vea en una situación crítica. La política del actual gobierno viene desconociendo tanto el aumento de las importaciones como sus efectos”.
En diferentes oportunidades, ante distintos sectores de la producción, el Gobierno se comprometió a dar respuestas sobre el tema. De hecho en julio de este año hicieron saber a dirigentes del agro que estaban revisando la política de comercio exterior para reducir las importaciones. Implementarían alguna medida como instrumentos paraarancelarios de tipo técnico, o medidas económicas como el dumping. Sin embargo, nada de eso sucedió aún. Sino todo lo contrario.
