Con márgenes negativos, falta de crédito y corrales que se vacían, el sector atraviesa una tormenta perfecta. Aun así, la exportación y los esquemas asociativos entre productores e industria podrán fortalecer la actividad. “Hay que vincular la caravana individual con la calidad de la carne para llevar información a los proveedores de terneros”, afirma Fernando Storni.
Fernando Storni.
El feedlot atraviesa un momento difícil; con márgenes significativamente negativos y un alto costo financiero, se adelantó la época de vaciado de los corrales. A pesar de esta situación, desde la Cámara Argentina de Feedlot (CAF) destacan que el sector tiene oportunidades para fortalecerse como proveedor de proteína cárnica de excelencia, apoyado en la exportación, la identificación individual y el pago por calidad. Además, sostienen que el financiamiento y los esquemas de producción bajo contrato, son una cuenta pendiente para lograr este crecimiento.
En diálogo con Valor Carne, Fernando Storni, presidente de la entidad, analizó la coyuntura y planteó algunas claves para dar un salto de competitividad.
Una coyuntura compleja
“Agosto es el segundo mes en que hay más egresos que ingresos en los corrales. El índice de reposición, que mide esta relación, se ubicó en 0,87 y el porcentaje de ocupación en 67%, dos puntos por debajo del mes pasado”, contó Storni.
El dato de la CAF va en línea con la información del Senasa al 1° de septiembre: los ingresos de agosto cayeron 15% respecto al año pasado, mientras que las salidas crecieron levemente. Como resultado, hay menos de 2 millones de cabezas en corrales registrados en el organismo.
La estacionalidad de los corrales explica solo una parte de este comportamiento. “Tradicionalmente la ocupación comienza a bajar en agosto-septiembre, pero este año la caída se adelantó, lo que derivó en un menor stock en los establecimientos”, agregó.
Pero más allá de esta habitualidad, en la CAF interpretan que la baja obedece al deterioro de los márgenes. “Con precios de compra de invernada de $3.800 y de venta de gordo de $3.400, el margen a principio de mes arrojaba una pérdida de $23.000 por animal, antes de sumar el costo financiero e impuestos”, detalló Storni, marcando que esto último no es un dato menor: “el costo financiero, que tenía menor impacto en meses previos, volvió a ser determinante con las tasas actuales”.
Para lograr el punto de equilibrio, “el ternero debería comprarse a $3.600 o el gordo venderse a $3.500, algo que no se observa aún en el mercado”, precisó.
Aun así, hay feedloteros que están avalando altos precios. “Se están pagando hasta $4.000 por terneros recriados de 280/300 kilos. Quien compra en esos valores está apostando a la recomposición clásica de fin de año, cuando la falta de oferta suele provocar un salto de precios”, apuntó.
¿Sucederá? Para Storni, es difícil arriesgar una respuesta concreta. “Esta semana (tras la derrota electoral del Gobierno en la provincia de Buenos Aires) no es la mejor para estimar el mediano plazo”, se sinceró.
Financiamiento y limitaciones
Más allá de la coyuntura, el titular de la CAF se refirió a otros inconvenientes que atraviesa el feedlot, un sistema que requiere una alta precisión y previsibilidad productiva, pero que en lo comercial queda a expensas de los vaivenes de la compra-venta.
Uno de los problemas es la falta de acceso al crédito. “Hoy no hay financiamiento para capital de trabajo. El productor compra hacienda a 30 o 60 días, y el alimento con plazos más cortos, pero todo en acuerdo entre los propios actores del sistema, sin financiamiento bancario”, lamentó. Y agregó: “El ganado no puede ser garantía, aunque sería lógico que un capital en cabezas pueda respaldar créditos productivos.
Este obstáculo obliga a los feedlots a manejarse con recursos propios o esquemas de financiamiento comercial, “lo que eleva la vulnerabilidad frente a la volatilidad de precios”, prosiguió.
La alternativa exportadora
En la búsqueda de darle mayor seguridad al negocio, la exportación aparece en el horizonte. En ese sentido, la recomposición de la industria, sumada a algunos valores internacionales más firmes, es vista como una ventana de oportunidad. “Hoy, cuánto más kilos pongas en el corral, mejor vas a componer la relación compra-venta negativa que se da al ingreso. El novillo pesado tiene valores similares al de consumo, y eso hace más atractivo el negocio de exportación”, aseguró.
No obstante, la falta de esquemas contractuales limita la previsibilidad. “Sería muy importante contar con instrumentos que aseguren parte del precio a futuro, de la misma forma que en otros países funcionan acuerdos entre feedlots y frigoríficos. Hoy seguimos siendo tomadores de precios en todo el proceso”, advirtió.
Algo que podría fortalecer esta construcción es la apertura de mercados premium. En ese punto, la trazabilidad y la identificación electrónica individual del ganado cobra fortaleza, pero caravanear todo el rodeo no parece ser suficiente.
“Necesitamos vincular la identificación individual con la calidad de carne que sale de los frigoríficos. Eso permitirá mejorar hacia atrás, trabajar con los criadores y generar información que premie la calidad. Va a ser muy importante vinculación caravana-garrón, es lo que nos va a permitir desarrollar nuestra cadena de proveedores de terneros”, enfatizó.
En tanto, Sotorni se refirió a las nuevas exigencias de la Unión Europea sobre deforestación. “Estamos trabajando con la plataforma VISEC para que los productores puedan validar su hacienda de una forma sencilla, solo comunicando su número de Renspa, y que la industria cumpla con los estándares europeos a partir del 1° de enero”, indicó.
En esa línea, también avanzan en el relacionamiento con los Consignatarios. “Uno puede tener sus proveedores directos, pero en algún momento siempre hay que comprar en una feria y ahí es el consignatario el que debe informar qué terneros cumplen con la reglamentación europea, no solo deforestación, también legislación laboral y derechos de pueblos originarios; es otro desafío inmediato”, resaltó.
Subexplotación y potencial
Storni considera que la Argentina tiene un potencial enorme para crecer en producción de carne a corral. “Hoy el 60% del maíz se exporta como grano, cuando podríamos transformarlo en proteína animal. Todas las producciones de proteína están subexplotadas”, planteó.
En 2024 se terminaron 4,9 millones de cabezas en los feedlots registrados de Senasa. “Podríamos producir mucho más sin aumentar el stock, logrando mayor peso de carcasa. La clave es tener acceso estable a mercados internacionales y acuerdos comerciales que nos hagan competitivos frente a jugadores como Australia o Brasil”, añadió.
Para eso, el presidente de la CAF insistió en que el sector necesita previsibilidad. “Si no hay un cambio profundo en los costos generales de la Argentina -desde impuestos hasta logística- será difícil capturar el crecimiento proyectado en el consumo global de carnes. Pero si logramos competitividad, el feedlot puede ser la llave para abastecer a los mercados más exigentes del mundo”, concluyó.
Por Marcos Lopez Arriazu, Jefe de Redacción de Valor Carne
Fuente: https://www.valorcarne.com.ar/
El sistema de engorde a corral busca sostener su papel clave en la cadena cárnica, apostando a la eficiencia, la trazabilidad y nuevos mercados.
La coyuntura que atraviesa el feedlot argentino no solo refleja la caída de márgenes o el aumento del costo financiero, sino también la necesidad de redefinir estrategias productivas. La adopción de tecnologías de identificación individual y la vinculación entre productores y frigoríficos surgen como pasos fundamentales hacia una ganadería más profesionalizada y rentable.
De cara al futuro, el desafío será combinar previsibilidad económica con una agenda de sustentabilidad y trazabilidad exigida por los mercados internacionales. Si el sector logra consolidar un esquema de financiamiento estable y acuerdos comerciales duraderos, el feedlot podría convertirse en una de las principales herramientas para incrementar la oferta exportable de carne argentina.
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