El sector comercial pudo enfrentar el fuerte incremento de julio-agosto sin haber caído por debajo de la relación de equilibrio entre ambas cotizaciones, dato que Valor Carne sigue desde 2015. De ese modo, ya no queda margen para una nueva ronda de aumentos del ganado, sin que tenga un efecto directo sobre la demanda de matarifes, carniceros y consumidores.
La relación de precios entre la hacienda y el público es un indicador interesante porque permite ver si los cambios en los valores de los animales son sostenibles o si su rechazo de parte de los consumidores volverá en una presión muy importante para hacer retroceder a las cotizaciones en el mercado de haciendas.
En este sentido, consideramos que entre matarifes y carniceros saben cómo hacer para no quedarse con carne en las heladeras, sea bajando precios, pero inmediatamente dándose vuelta y no aceptando los valores de la media res que no les permiten vender con cierto margen.
Desde Valor Carne seguimos esta estadística desde 2015. Y si bien es una medición imperfecta, analiza semanalmente los precios de las tres categorías típicas de consumo (novillos, novillitos y vaquillonas) versus los cambios en los valores al público de la carne en carnicerías y otras bocas de comercialización minorista. También usamos el supuesto de que los cambios en los precios del mercado de concentración tardan una semana en llegar al mostrador.
Se encontró un período base razonable, el trimestre febrero-abril de 2015, cuando hubo una rara estabilidad en ambos mercados, lo que indica que ambos precios estaban en equilibrio.
Remates Feria
Sin embargo, se debe aclarar que la relación de equilibrio de aquel momento puede haber cambiado algo, en contra del sector comercial, debido a una mayor carga de pago de impuestos, especialmente en el período 2016-2019, y a una fuerte desvalorización de los subproductos, que siempre han supuesto un buen crédito contra el precio de los animales, y que ahora está muy disminuido.
De todos modos, creemos que este indicador es bueno marcando tendencias, más allá de estos problemas que no dejamos de ver.
A los números
Desde fines de 2020 hasta avanzado 2022 el sector comercial (frigoríficos de consumo, matarifes y carniceros) vino corriendo desde atrás los sucesivos aumentos de precios de los animales, con deterioro de sus márgenes habituales.
Tras el pico de abril de 2022, la larga estabilidad del precio en Cañuelas, hasta enero siguiente, permitió primero recomponer el margen comercial y luego mejorarlo entre septiembre y fin de enero pasado.
Con la suba de febrero último, nuevamente el sector comercial quedó rezagado.
En tanto, el “congelamiento” del valor de los animales entre febrero y julio, permitió nuevamente la mejora de los márgenes comerciales hasta quedar un 20% por arriba de aquel equilibrio teórico.
Si se analiza semana a semana lo que sucedió en el mercado desde la 4ta de julio, se ve con más detalle la coyuntura actual.
En esa semana, la hacienda aumentó 10% y a la semana siguiente el precio al mostrador lo hizo en un 5%. En la primera semana de agosto fue, en ese mismo orden, un 15 y un 7%; en la segunda, 11 y 22% y, finalmente en la tercera, los guarismos fueron 25 y 10% (esta última es una estimación provisoria nuestra).
Con la acumulación de estos incrementos, el margen que hace un mes se había colocado en 20% arriba del equilibrio volvió casi a fojas cero, con 4% de sobremargen. No hace falta ser muy imaginativo para entender la presión bajista que el mercado enfrentó en esta cuarta semana de agosto.
Por las dudas, aclaramos que partimos de la base de que ningún sector tiene capacidad de imponer sus deseos, sino que todos responden a sus intereses y toman sus decisiones de manera independiente.
Con lo sucedido hasta ahora, se aprecia que el sector comercial pudo enfrentar la fuerte suba de julio-agosto sin haber caído por debajo de la relación de equilibrio que, insistimos, puede estar un poco desactualizada.
Esto significa que no existe margen, como hace un mes, para una nueva ronda de aumentos de la hacienda sin que tenga un efecto directo sobre la demanda de matarifes y carniceros y sobre los consumidores.
Aunque todo esto en un contexto de alta inflación, como la actual, es más plástico que en períodos más normales.
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