Aunque el anuncio sigue generando expectativas, el incremento del cupo enfrenta un obstáculo central: el Poder Ejecutivo norteamericano carece de atribuciones para implementarlo sin aval del Congreso. Con un clima político adverso, la concreción podría postergarse más de lo previsto. El reciente ejemplo de Gran Bretaña.
Miguel Gorelik.
La nueva cuota de carne vacuna de la Argentina en el mercado estadounidense -que aumentaría de las 20 mil t concedidas en 1994, al finalizar la Rueda Uruguay del entonces GATT, al nuevo nivel de 80 mil t- será algo importante para el país y, desde ya, para el sector. Visto del otro lado, representará muy poca cosa para el enorme mercado norteamericano, que mueve 12 millones de toneladas al año.
Pero mientras muchos actores dan por descontado que la nueva cuota negociada recientemente entre ambos gobiernos ya está vigente o, al menos, firmada, la realidad dista de eso.
El Poder Ejecutivo de Estados Unidos no tiene atribuciones legales para aumentar tales cuotas; necesita del respaldo de Congreso, vía una ley.
Hace casi seis meses, en el acuerdo comercial firmado entre Estados Unidos y Gran Bretaña -el primero posterior al “Día de la Liberación”, cuando Trump anunció un aumento generalizado de aranceles no visto en casi cien años-, el gobierno norteamericano comunicó la creación de una cuota de 13 mil t para la carne británica que, se explicó, saldrían de la destinada a terceros países, de 65 mil t, que últimamente usufructúan Brasil, primariamente, y Paraguay.
En todo este tiempo, la promesa no se pudo implementar por las trabas legales mencionadas. Y eso que no se trataba de un aumento del total sino de una transferencia de cuotas que, por otra parte, podría ser objetada por los beneficiarios preexistentes ante la OMC.
En este caso, la cuota para terceros países, de la que quedarían 52 mil t por año, ni siquiera alcanzaría para cumplir con la Argentina.
Sancionarla a través de una ley, con todos los reclamos actuales de legisladores, inclusive de partidarios del presidente, contra la ayuda financiera a la Argentina y de dirigentes del sector agropecuario por este tema y por las declaraciones favorables a bajar el muy alto precio interno, parece difícil en la coyuntura.
No estamos pensando que el aumento de la cuota sea imposible, pero requerirá de una gran creatividad y no será inmediato.
Ojalá fuera distinto.
Por Lic Miguel Gorelik, Director de Valor Carne
Fuente: https://www.valorcarne.com.ar/
Un acuerdo con potencial, pero condicionado por la política interna estadounidense
El incremento de la cuota de carne argentina hacia Estados Unidos podría representar un paso significativo en la relación comercial bilateral, fortaleciendo la presencia del país en un mercado de alto valor. Sin embargo, las restricciones legales en el marco institucional norteamericano plantean un escenario de espera y cautela para el sector exportador.
Mientras tanto, los productores y exportadores argentinos observan con expectativa la evolución del debate legislativo en Washington. La necesidad de aprobación del Congreso, sumada a las tensiones políticas internas, prolonga los plazos y genera incertidumbre sobre cuándo se concretará el beneficio. La experiencia británica reciente refuerza la idea de que las trabas normativas pueden ralentizar incluso los acuerdos más avanzados.

















































































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